Activos Productivos
LOS ACTIVOS IMPRODUCTIVOS[1]
La contabilidad de los activos improductivos no sólo difiere en forma importante de país a país, sino que también ofrece amplias posibilidades de que la administración de la institución incorpore su propio juicio. El método contable prescrito y la opinión ejercida al seguir dicho método tiene un profundo impacto en los balances generales y en los estados de resultados de los bancos. Aunque no es un tema nuevo, la contabilidad de los activos improductivos probablemente sigue siendo el punto más importante relacionado con el tema de la contabilidad en el análisis crediticio de un banco. El deterioro en la calidad de los activos es la causa fundamental más común en la quiebra de un banco, independientemente de que ésta sea provocada por alguna crisis sistémica o por prácticas deficientes en el otorgamiento de créditos, aunque típicamente la causa más próxima a originar una crisis de liquidez en un banco es cuando los depositantes o los acreditantes comienzan a sospechar sobre la deficiente calidad de los activos de la institución. Por lo tanto, el analista de crédito debe entender la contabilidad de los activos improductivos e intentar ajustar las diferencias para poder realizar comparaciones más precisas entre los bancos, principalmente entre instituciones de diferentes países. Para efectos de la calificación, Standard & Poor's realiza ajustes y en general opta por técnicas contables más conservadoras, dados los peligros de subestimar el tamaño y alcance de los activos improductivos.
En la contabilidad de los activos improductivos se deben considerar los siguientes temas:
Inclusive la terminología de activos improductivos difiere de sistema bancario a sistema bancario. En algunos países, tanto la contra-cuenta activa usada para reducir el valor contable de la cartera de créditos como la partida del estado de resultados usada para crearla se denominan "reservas para pérdidas por préstamos". En otros países, ambas partidas se llaman "provisiones". Para distinguir entre las dos, Standard & Poor's en sus publicaciones denomina "reserva" a la partida en el balance general y "provisión" a la del estado de resultados. De esta forma, en la terminología de Standard & Poor's una provisión crea una reserva. Cuando un crédito se considera incobrable se convierte en un crédito "cancelado" directamente contra el estado de resultados o se registra como un "castigo" directamente contra la reserva para préstamos incobrables al reducir una reserva creada previamente (aunque esto también puede llamarse una "cancelación"). Las "amortizaciones" o "cancelaciones" inversas se refieren a la reversión de una reserva que ya no se considera necesaria y las "recuperaciones" se refieren a la recuperación total o parcial de un crédito previamente cancelado.
Los activos improductivos pueden incluir créditos, activos relacionados a los préstamos como bienes adjudicados, valores, activos fuera de balance tales como garantías por cobrar o derivados en efectivo. Además, puede haber compromisos fuera de balance que requieran provisiones como son las garantías proporcionadas o bien las cartas de crédito por pagar, cuando se espera que el obligado principal incumpla, así como los compromisos para prestar a acreditados en problemas. Los activos bursatilizados sobre los que el banco todavía asume el riesgo de crédito también se registran fuera de balance.
En varios casos, los bancos que han sufrido de muchos problemas de créditos vencidos los han "vendido" a compañías de propósito específico, algunas veces denominadas "bancos malos", diseñadas para sacar la cartera de créditos en problemas de los balances del banco y liquidarla. En algunas ocasiones, estas compañías son creadas por los mismos bancos; pero con mayor frecuencia son creadas por los gobiernos en los casos en que ha ocurrido una crisis bancaria sistémica. En la mayoría de los casos, los bancos fondean a estas compañías de propósito específico y son ellos los que siguen asumiendo la mayor parte o todo el riesgo de las pérdidas crediticias eventuales. Standard & Poor's incluye en el balance de los bancos los activos vendidos a estas compañías para analizar el monto de los activos improductivos de la institución y el nivel de reservas.
Por lo general, la cartera crediticia es el principal activo del banco; y también es la que más probablemente puede sufrir deterioro. Por este motivo, conocer la definición de cartera vencida (NPLs -non-performing loans-, por sus siglas en inglés) es el primer paso clave en el análisis de la calidad de los activos. En Estados Unidos, la definición de los créditos en estado de no-acumulación (non-accrual loans en inglés) está estandarizada como aquellos créditos que se registran con base en el flujo de efectivo que generan debido al deterioro en la situación financiera del acreditado, en los cuales no se espera recibir el pago total del principal o los intereses y donde el principal y los intereses están vencidos por más de 90 días, a menos que dicho crédito se encuentre bien garantizado y esté en proceso de cobranza. Los créditos reestructurados (préstamos reestructurados a una tasa de interés menor a la del mercado) y "otros bienes adjudicados" (OREO -other real estate owned-, por sus siglas en inglés) o bienes obtenidos en dación en pago o adjudicación, también se deben revelar y se consideran como activos vencidos.
En otros países, la definición puede variar considerablemente. En general los créditos al consumo y los de hipotecas residenciales se clasifican como vencidos de acuerdo al tiempo de vencimiento, pero ese periodo puede variar desde 20 hasta 180 días. En algunos países y bancos, la morosidad se define sobre la base contractual y otros la definen sobre la base de pagos oportunos. En los casos en que la morosidad se define sobre la base de pagos oportunos, algunas veces sólo se consideran los pagos totales, y otras veces, los pagos parciales son suficientes para mostrar que un crédito esta vencido. En otros países puede haber diferentes estándares para clasificar como vencidos los créditos hipotecarios y los créditos al consumo en parcialidades; y los créditos hipotecarios sólo se registran como vencidos después de periodos más largos de los aquí descritos.
Respecto a los créditos corporativos, en la mayoría de los países el factor más importante para decidir si un crédito se clasifica como vencido o no es el juicio que emita el administrador de riesgos sobre ese crédito. Para ciertos tipos de préstamos, como son los créditos para sobregiros, los cuales son muy comunes en algunos países como el Reino Unido, la única norma posible para determinar si el crédito está vencido o no es la opinión del administrador de riesgos sobre ese crédito, ya que no hay vencimientos específicos siempre y cuando el acreditado se mantenga dentro del límite de la línea de sobregiro. Decidir qué tan liberal o conservadora es la administración al emitir sus opiniones o juicios sobre esta cartera, es una de las partes más difíciles del análisis de bancos y en general sólo puede hacerse tras extensas discusiones con la administración de la institución.
El Comité de Basilea para la Supervisión Bancaria propuso una "definición de referencia" de incumplimiento, la cual puede ser usada por los bancos que planean aplicar el "enfoque con base en calificaciones internas" en los nuevos estándares de capital propuestos por este comité. De acuerdo con la definición propuesta, se considera que ha ocurrido un incumplimiento con respecto a un obligado específico cuando se han presentado uno o más de los siguientes factores:
Si esta definición se aplicara en la mayoría de las instituciones, traería consigo una estandarización mayor entre los países, y sin embargo, todavía dependería mucho del juicio de la administración de la institución.
También hay diferencias respecto a si un crédito en particular se considera vencido sólo cuando ese crédito se encuentra en atraso, o si los otros créditos otorgados a esa entidad morosa debiesen considerarse como parte de la cartera vencida. El método más conservador es considerar como vencidos todos los créditos a la entidad en incumplimiento y los créditos a sus entidades relacionadas. El algunos países, solamente se considera vencida la parte del crédito que cayó en incumplimiento, es decir las amortizaciones que no se han pagado. En muy pocos países, ésta última condición es la que se aplica a los créditos hipotecarios, pero en el resto de los créditos se considera como vencido el saldo total de esos créditos.
Además de esto y dependiendo del país, los créditos reestructurados pueden o no ser revelados en forma separada de la cartera vigente. En muchas naciones, las cifras de los créditos reestructurados no se dan a conocer ni se publican y además pueden reclasificarse de vencidos a vigentes tan pronto como hayan sido reestructurados. En otros países se reclasifican como vigentes únicamente después que haya transcurrido un periodo de tiempo específico y haya evidencia de que el acreditado ha podido cumplir con los nuevos términos de pago de la reestructura.
Sólo en algunos países, como en Estados Unidos, los bienes adjudicados se agrupan dentro de la cartera vencida. En la mayoría de los países, éstos no se consideran parte de la cartera vencida ni parte de la revisión de las tendencias de los activos improductivos. Sin embargo, frecuentemente se registran como una categoría separada en el balance general o se indican en las notas de los estados financieros.
Aunque el análisis de los activos improductivos se enfoca en la cartera de créditos (y en la cartera de bienes inmuebles, en la medida que representen los activos adjudicados), también puede extenderse a la cartera de valores, incluyendo:
Los valores de capital adquiridos como inversiones cuyo valor disminuye drásticamente también pueden considerarse afectados, pero se analizan por separado y no tanto como parte de los activos improductivos.
Para efectos analíticos, Standard & Poor's considera que es necesaria una definición más amplia de los activos improductivos, de acuerdo con la cual, debe incluir:
Los activos improductivos que no se consideran en el balance general incluyendo los créditos vendidos a las compañías de enajenación de activos problemáticos cuando existe un recurso al banco y los activos bursatilizados que están vencidos en donde el banco retiene el riesgo de crédito.
En la medida de lo posible, Standard & Poor's ajustará los activos improductivos totales para que cumplan con esta extensa definición. Si no es posible, Standard & Poor's hará distinciones cualitativas para reconocer la diferencia en las definiciones.
Políticas sobre el devengo (acumulación) de intereses
Las políticas relacionadas con el devengo (acumulación) de intereses en los activos improductivos también difieren en forma sustancial de país a país. El método más claro es aquel que se usa actualmente en la mayoría de los países, en donde no se devengan intereses sobre la cartera vencida. Aún en este caso, existen diferencias sobre si los intereses devengados y no cobrados se reversan o se capitalizan. Además, el tratamiento de los intereses devengados y cobrados depende del juicio de la administración: en general, los intereses devengados se registrarían en el estado de resultados si la administración estima que es probable que se recupere el principal, pero si hay duda, entonces éstos se utilizarían para reducir el saldo de principal en los libros del banco.
En otros países, los intereses continúan devengándose pero se reservan en su totalidad. Este método arroja el mismo resultado que la primera política descrita: los activos improductivos netos y la utilidad neta son los mismos que conforme al método de no acumulación. Sin embargo, habría diferencias en varias partidas: los activos improductivos brutos, las reservas en el balance general, los intereses ganados brutos y netos, así como las provisiones para pérdidas crediticias cargadas al estado de resultados, todas serán mayores que las que tendrán los bancos que usan el método de no devengo. Las comparaciones entre los bancos en diferentes países usando los dos métodos tendrían que ajustarse para tomar en cuenta estas diferencias.
Desde el punto de vista del analista de crédito, la política más perjudicial es la metodología de no acumular intereses o provisionarlos únicamente en aquellos casos en los que la administración considere que el colateral sobre el crédito será insuficiente para recuperar los intereses. Esto es consistente con la contabilidad de "valuación a mercado". Esta metodología tiene las siguientes desventajas:
A menos que se proporcione información detallada de cuantos intereses se han devengado sobre la cartera vencida, las comparaciones con bancos que utilizan métodos contables más conservadores son prácticamente imposibles.
Todos estos temas de acumulación de intereses aplican tanto a los créditos reestructurados y a los valores de deuda que no devengan intereses, así como a los créditos reportados como vencidos. Esto es particularmente cierto para las reestructuras que involucran periodos de gracia o pagos extremadamente bajos en los primeros años del crédito, lo que pospone la fecha de reconocimiento que prueba la capacidad real del acreditado para repagar la deuda.
Desafortunadamente, en general es imposible ajustar las diferencias en las políticas de acumulación cuando el provisionamiento de intereses no se realiza por completo. Sin embargo, en muchos casos, está disponible el activo que generó los intereses devengados no cobrados. Una indicación de que se está aplicando una contabilidad agresiva es cuando la cifra de intereses devengados no cobrados crece más rápido que la de los activos productivos, (tomando en cuenta las fluctuaciones en tasas de interés), o la de la cuenta pasiva de los intereses devengados por pagar.
Las políticas de reserva contra pérdidas crediticias también difieren sustancialmente de país a país y pueden variar en mayor o menor medida entre los bancos dentro de un mismo país. La política más conservadora es castigar o reservar totalmente cualquier crédito con problemas, así como establecer reservas generales para posibles pérdidas futuras que todavía no hayan sido identificadas como problemas.
En Estados Unidos se ha puesto mayor énfasis en los castigos de cartera, en tanto que en el resto de los países se han concentrado más en las reservas. La política en sí es mucho menos importante que la adecuación del monto de reservas. La comparación entre los créditos vencidos en sistemas bancarios en los que se enfatizan los castigos y sistemas bancarios en los que se enfatizan los requerimientos de reservas, debe de realizarse con valores netos de las reservas.
¿Las reservas necesarias se determinan exclusivamente con base en el número de días de vencido, la clasificación de la cartera regulatoria o interna, o (para créditos grandes) con base en estimaciones de pérdidas crédito por crédito?
¿En qué medida se toma en cuenta el colateral para determinar las reservas necesarias, como se calcula su valor, y si se consideran totalmente los costos relacionados al colateral?
¿Cómo se compara el porcentaje de cobertura de reservas contra créditos vencidos frente a los mínimos regulatorios, las cifras históricas, y las de bancos similares?
¿Se han constituido reservas para otros activos improductivos como son valores bursátiles y activos fuera de balance tales como garantías de deuda de clientes en problemas o líneas de crédito comprometidas? y ¿ Estas cifras se divulgan tanto en el estado de resultados como en el balance general?
Además de (o en lugar de, si el banco castiga los créditos rápidamente) las reservas "específicas" que cubren créditos individuales con problemas, ¿existen reservas "generales"? De ser así, ¿cómo se calculan?
¿Existen también "reservas para riesgo-país"?
¿El tratamiento fiscal de las provisiones afecta el nivel de las reservas?
¿Las provisiones contra pérdidas por créditos se revelan únicamente en forma neta, o se revelan tanto las nuevas provisiones brutas como las provisiones revertidas?
En general y asumiendo que se estiman en forma conservadora, son preferibles las reservas que se determinan con base en un análisis crédito por crédito para préstamos corporativos en comparación con aquéllas que se determinan con base en algún método mecánico. Desafortunadamente, también es más difícil juzgar qué tan conservadoras son esas reservas, aunque puede ayudar el tener discusiones detalladas con la administración. Desde un punto de vista de calificación de riesgo crediticio, el ideal es probablemente una situación en la que la reserva sobre un crédito dado sea mayor que (a) un mínimo con base en el número de días vencidos, o (b) el monto necesario estimado a través de un análisis detallado.
Para créditos al consumo e hipotecas residenciales, en general, el monto de la reserva se determinará a través de una fórmula, ya sea basada en la antigüedad de la cartera o en la experiencia del banco con un tipo de crédito específico.
En forma similar, desde el punto de vista de la calificación crediticia, se necesita ser muy escéptico para tomar en cuenta el colateral al determinar el nivel adecuado de la reserva.
Existen dificultades en la valuación del colateral, y a menudo los bancos usan valuaciones que asumen mercados normales cuando se encuentran en medio de una recesión en donde los valores caen dramáticamente. Puede haber alguna dificultad jurídica o cualquier otro tipo de problema en la ejecución de una hipoteca y estas dificultades pueden intensificarse en entornos económicos adversos. Inclusive si los bancos finalmente pueden ejecutar una hipoteca, esto puede implicar costos sustanciales que no han sido tomados en cuenta en la evaluación. Finalmente, aún si el banco puede adjudicarse la garantía, en un mercado malo podría ser difícil que venda el colateral.
Las provisiones creadas para los activos adjudicados, títulos y valores incobrables, partidas fuera de balance y similares, deben agregarse a las provisiones de pérdidas crediticias para determinar el desempeño histórico en materia de crédito del banco. Por lo general, estas provisiones se incluyen en las pérdidas de valores o en otros gastos y pueden o no divulgarse en las notas de los estados financieros.
Por lo general, aunque no siempre, las reversiones de provisiones se divulgan por separado para los bancos que enfatizan en las reservas específicas. Algunas veces, las reservas necesarias se agregan a las reservas específicas y entonces se comparan con las del periodo anterior y la diferencia es la provisión de la pérdida crediticia, por lo tanto no revela la cifra de provisiones brutas ni de reversión de provisiones. El método más sólido requiere de analizar cada crédito de manera individual y registrar las reservas nuevas y los aumentos en éstas por separado de las disminuciones en reservas. Todas las reservas nuevas y los aumentos a las reservas son nuevas provisiones brutas y el total de las disminuciones en las reservas son las cifras de reversión de reservas. Por lo general, estas cifras se divulgan por separado en las notas de los estados financieros. Normalmente la provisión para pérdidas crediticias que se muestra en el estado de resultados se refiere a las cifras netas, aunque algunas veces son cantidades brutas, y las reversiones se incluyen en otros ingresos. Lo ideal sería que las provisiones específicas y generales se registraran por separado. Siempre que haya información disponible, Standard & Poor's usará las nuevas provisiones netas como una partida de gastos, pero analizará los componentes por separado para poder evaluar qué tan conservadoras son las políticas de creación de reservas del banco.
Las políticas de castigos están sujetas casi a las mismas consideraciones que las políticas de reserva. Esto aplica para bancos como los de Estados Unidos, que probablemente realizan más rápido el castigo de lo que pueden crear una reserva específica. Sin embargo, en la mayoría de los países, la cuestión de cuándo y cuanto se castiga un crédito es mucho menos importante. En estos países, los créditos no se castigan hasta que:
Sin embargo, inclusive en estos casos el analista deberá tener conocimiento de los procedimientos para castigar cartera a fin de poder realizar comparaciones más significativas del récord de pérdidas crediticias del banco: en caso de que los castigos sean rápidos, los activos improductivos tenderán a ser bajos en comparación con los de aquellas instituciones que se tardan más en castigar un crédito. Las reservas contra pérdidas por créditos también tienden a ser más bajas en los bancos cuando los castigos son más rápidos; de no ser así, es probable que sea un signo de una contabilidad más conservadora.
Finalmente, existe la cuestión del tratamiento fiscal. En algunos países, los bancos contabilizan los beneficios fiscales de una pérdida crediticia cuando se realiza la provisión, inclusive a pesar de que la pérdida crediticia no se puede contabilizar para efectos fiscales hasta que no se realice la cancelación o el castigo. Cuando hay un periodo de tiempo largo entre las dos y las provisiones de pérdida crediticia aumentan más rápido que los castigos, los bancos pueden crear grandes activos fiscales diferidos que pueden constituir una parte sustancial del capital reportado. Este fue el caso de los bancos japoneses y mexicanos en los años 90. Los analistas tenían que cuestionarse cuándo o inclusive si los bancos realmente podrían hacer efectivos estos beneficios fiscales futuros tomando en cuenta las dificultades para que las autoridades fiscales aceptaran los castigos y si las utilidades serían suficientes para usar los beneficios fiscales, inclusive si se permitían los castigos.
Por otro lado, si las provisiones o ciertos tipos de provisiones no son deducibles para efectos fiscales, y el banco no contabiliza de inmediato el beneficio del impuesto fiscal diferido, el banco podrá realizar y contabilizar estos beneficios en el futuro. De esta forma, las reservas creadas sin reservar los beneficios fiscales pueden cubrir más del valor nominal de las pérdidas crediticias si el castigo o cancelación futura es deducible de impuestos y el banco tiene utilidad gravable al momento en que lo realiza.
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